El espacio de los papás.
Diseñado pensando en esas personitas a las que queremos tanto.
martes, 5 de junio de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
¿Qué distingue a las familias de antes de las de ahora?
Por Miguel Matus.
Antes de
comenzar quiero remontarme a la época revolucionaria de la que fue testigo, la
infancia de mis abuelos. ¿Han visto alguna vez una foto de bodas de aquellos
años? Se acostumbraba a que el Señor era el que posaba sentado y la esposa de
pie. Hablamos de un patriarcado, aunque la señora ocupaba un lugar importante
en la familia. Las responsabilidades eran claras y precisas: El hombre - era
como el rey - y su papel fue el de proveedor. El de ella - era como la reina –
y su papel fue el de servir a su rey y atender y educar a sus hijos.
En aquellas
épocas la mujer sólo tenía dos papeles: el de Esposa y el de Madre. Las
universidades no estaban preparadas para recibir a las mujeres y se tenían que
conformar con aprender de su madre, todo lo concerniente a las labores del
hogar: Empezando por la cocina, la costura, el bordado, la confección de ropa,
etc. Algunas aprendían música y amenizaban las reuniones familiares tocando el
piano. Acudían fervorosamente a los rezos, y esperaban con poca paciencia la
llegada del día de su boda, en sus tardíos y apenas adolescentes quince años.
El señor
cura y su madre se encargaban de llenarles la cabeza de “pecado” y eso aunado a
su poca preparación académica, las mantenía atrapadas en sus labores serviles.
No es fácil rebelarse ante tales acontecimientos. Pregúntenle a Sor Filotea de
la Cruz que tuvo que meterse al Convento de San José de las Carmelitas
Descalzas para poder dedicarse al estudio:
“Yo no puedo
tenerte ni dejarte,
ni sé por
qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra
un no sé qué para quererte
y muchos si
sé qué para olvidarte…”
La sociedad
de antaño tenía claros los roles y las supremacías y los anticonceptivos no
habían aparecido en el plano de la planeación familiar, así como tampoco el
invento de la TV. Entonces, las familias se llenaban de hijos (“los que Dios
nos quiera dar”). En la familia de mi abuela materna, fueron 16. Siempre la
recuerdo embarazada. Dentro de ese esquema, las cosas funcionaban. Las madres
asumían su papel con agrado y los hijos tenían claro quién era quién en la
familia. El divorcio apareció por ley sólo hasta 1917 pero todavía la moral y
las costumbres de la época no lo aceptaban.
Aún en los
tiempos de mis padres, los roles seguían precisos, aunque algunos hacían sus
primeras apariciones. Ya podían las mujeres estudiar algunas carreras. Existía
la posibilidad de separarse o divorciarse, y la cantidad de hijos empezó a
disminuir, en casa sólo fuimos 6. Pero la economía no había desatado su furia y
todavía se podía vivir con el salario del marido. Las universidades no costaban
los millones de ahora y la droga sólo pasaba por México, no se quedaba en casa
(más adelante lo explico).
No recuerdo
con precisión, pero fue en mi generación que un día, al proveedor no le alcanzó
su salario y su mujer tuvo que salir a trabajar para ayudar a los gastos
familiares. Devaluaciones, crisis financieras, modelos económicos deficientes,
obligaron a la mujer a entrar en el mercado laboral. Tal vez algunas lo
hicieron por gusto, pero siento que muchas no les agrado el cambio porque era
doble trabajo. Era el acostumbrado ajetreo del cuidado y educación de los
hijos, MAS ahora su trabajo asalariado.
Y fue cuando
los hijos empezaron a vivirse solos, todavía no llegaba el Internet que los
“acompañara”.
Las cosas se
complicaron, la claridad de los roles se iba perdiendo y los divorcios fueron
en aumento. En muchas familias, la mano se cargo para las mujeres, por su doble
labor y los hombres no asumían fácilmente su co-responsabilidad en casa. Empezó
la guerra entre las parejas y fueron los hijos los más afectados.
Ahora, la
juventud “casadera” decide cambiar. La lejana edad de los abuelos casaderos
cambió de los veinte a los treinta y tantos de ahora. Porque en esta época
existen nuevas prioridades: tanto hombres como mujeres tienen la oportunidad de
estudiar una carrera universitaria y hasta una maestría. Después colocarse en
un trabajo y llegar a puestos ejecutivos que satisfagan sus metas y ambiciones.
Y para que se pueda dar esto se necesitan algo así como treinta años para
lograrlo.
Es más
“cómodo” permanecer viviendo en la casa paterna que pagar rentas muy altas que
afectan su economía. Antes de los treinta, los jóvenes no tienen planes de
casarse y menos las mujeres, que tuvieron que pasar muchos años para que se les
abriera la oportunidad de estudio y trabajo y ahora no lo quieren
desaprovechar.
Hay un
problema: la naturaleza fértil de la mujer empieza a decaer hacia los 35 años.
Entonces, las mujeres tienen una disyuntiva: realizarse como profesionistas de
tiempo completo o ser mamás de tiempo completo. ¿Creen que las dos cosas se
puedan hacer al mismo tiempo? En algunos casos no. Como dice el refrán: “Quién
a dos amos sirve, siempre termina mal”. Inclusive hay mujeres que prefieren
mejor no tener hijos y creo que esta decisión es más valiente y menos egoísta
que la de tener hijos y descuidarlos.
Existen
muchas familias en la actualidad que los dos tienen que trabajar, y a los niños
los dejan con la abuelita, o con la sirvienta, o con el Internet o simplemente
solos. Es muy importante resaltar la necesidad de que la madre esté con sus
hijos recién nacidos por lo menos el primer año de vida. Cuando los mandan a
las guarderías de recién nacidos, los niños no conseguirán la seguridad y
autoestima que requieren.
Para los
jóvenes de ahora les toca un gran paquete, porque ellos tendrán que diseñar un
nuevo modelo de familia. Tanto el hombre como la mujer, tendrán de colaborar -
no competir - y adaptarse a nuevos roles. Es posible que la mujer tenga que ser
menos ejecutiva y el hombre más hogareño. O simplemente adecuar las
características a los roles necesarios. Si la mujer es más abusada para los
negocios que su marido, pues adelante, ella podrá ser la proveedora principal y
si el es muy tierno y le gusta cuidar a sus hijos, pues adelante, así se podría
encontrar a la “pareja perfecta”.
Lo de la
droga tienen que ver con la mayor o menor atención y amor que se le de a los
hijos. Acordémonos que los adolescentes están en búsqueda de su identidad y los
padres pueden ayudarles a encontrarla. Pero, si los abandonan, los descuidan
por estar trabajando, la droga se convertirá en sus aliados y compañeros.
Como ven, el
desafío no es nada fácil. Hoy, acordándonos de la foto de bodas de antes,
podemos tomárnosla: ambos parados, o ambos sentados, dejando de lado el
patriarcado o el matriarcado que tanto daño hace a alguno de los dos, o
finalmente quizás a los dos. ¡Por la cooperación y el apoyo!, mis queridos
lectores imaginarios.
martes, 24 de abril de 2012
Aprende a crear cuentos.
Si queremos enseñar
a pensar a nuestros hijos, antes tenemos que enseñarles a usar la imaginación.
Inventar cuentos tiene el poder de estimularla. La imaginación actúa como
soporte del pensamiento y cumple tres funciones: revive las experiencias
pasadas, proyecta el futuro y potencia la creatividad.
En el momento de inventar un cuento y de dar con un relato atractivo, no es necesario elaborar una historia con un sólido argumento; confía en ti, en tu capacidad de improvisación y en tus propios recursos para encontrar la historia capaz de hacer sonreír a tu hijo.
Y recuerda, no sólo tienes que inventar tú los cuentos, deja que tu hijo lo haga contigo, le encantará participar.
En el momento de inventar un cuento y de dar con un relato atractivo, no es necesario elaborar una historia con un sólido argumento; confía en ti, en tu capacidad de improvisación y en tus propios recursos para encontrar la historia capaz de hacer sonreír a tu hijo.
Y recuerda, no sólo tienes que inventar tú los cuentos, deja que tu hijo lo haga contigo, le encantará participar.
Si quieres inventar un cuento sólo
tienes que seguir una serie de pasos. ¡Es muy fácil, pruébalo y verás como, con
un poco de práctica, crearás unos cuentos que fascinarán a tus hijos!
El primer paso:
Describir la situación.
Será la introducción del cuento. La situación puede hacer referencia a temas reales, por ejemplo que a tu hijo se le haya caído un diente, o imaginarios, como podría ser un viaje a Marte.
Describir la situación.
Será la introducción del cuento. La situación puede hacer referencia a temas reales, por ejemplo que a tu hijo se le haya caído un diente, o imaginarios, como podría ser un viaje a Marte.
|
El segundo paso:
Identificar a los personajes....
...los lugares y otras cosas significativas que aparezcan en la historia.
Identificar a los personajes....
...los lugares y otras cosas significativas que aparezcan en la historia.
El niño debería identificarse con los hechos, los personajes, y las
relaciones que se establecen entre ellos. Esto hará que tu hijo establezca un
vínculo entre el cuento que escucha y su propia realidad.
Por ejemplo:
En la realidad...
|
En el cuento...
|
Pedro
|
Príncipe
|
Padre
|
Rey
|
Madre
|
Reina
|
A
Pedro se le ha
caído un diente |
El
príncipe se ha
quedado sin corona |
Hemos
guardado el diente |
Un
hada se ha
llevado la corona |
El último paso:
Presentar el desenlace.
Haz que tu hijo participe, que te proponga un final para la historia. Por ejemplo, puedes preguntarle a tu hijo: "¿Qué hará el hada con la corona?".
Presentar el desenlace.
Haz que tu hijo participe, que te proponga un final para la historia. Por ejemplo, puedes preguntarle a tu hijo: "¿Qué hará el hada con la corona?".
Extraído de:http://www.solohijos.com
lunes, 23 de abril de 2012
Diez cosas que el mundo no le enseñará a su hijo.
por Mimi Greenwood Knight
Un libro muy vendido hace unos años atrás alababa la filosofía de que "para criar bien a un niño, lo único que se necesita es una aldea". Pero aquí está a una madre que tiene problemas para aceptar esa idea. Si la "aldea" de la que estamos hablando es el mundo, sé que hay demasiadas cosas que no le puedo confiar para que le enseñe a mis hijos. He aquí algunas de ellas.
1. Una mentira es y seguirá siendo una mentira. Vivimos en un tiempo en el que las personas tuercen la verdad tan hábilmente que pronto resulta difícil recordar qué es verdad o mentira. Talentosos escritores de discursos enturbian tanto las aguas, que las mentiras parecen aceptables. Pero Dios nos manda claramente a no mentir. Y punto. Él no acepta mentiritas blancas, colorear la verdad o que el fin justifica los medios (Éx. 23:1).
2. Pensar primero en los demás.Es un concepto contrario a la moral de nuestra sociedad. Pero Dios nos dice: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo" (Fil. 2:3). Vivimos en una sociedad que aplaude el egoísmo y la voracidad, pero Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo" (Mt. 20:26, 27).
3. Las figuras de autoridad merecen respeto. Encienda un canal de dibujos animados o vea un DVD para niños, y observará que los padres son pintados como unos torpes bufones, mientras que sus hijos son quienes lo saben todo. La aplicación de la ley, la dirección de la escuela y todas las facetas del gobierno son presentadas como ineptas, corruptas o incompetentes. Si nuestros niños crecen con la idea de que hay que cuestionar, rechazar y desobedecer todo tipo de autoridad, ¿cómo se someterán alguna vez a la Autoridad suprema —a su Señor y Creador? Dios nos dice en Romanos 13:1: "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas". Y esto es con ustedes, padres: Entre las autoridades superiores a las que se nos ordena respetar están el árbitro que amonestó a su hijo en el campo de juego, el agente de policía que lo detiene cuando hace uso ilegal del canal de circulación y el malencarado guardia de seguridad del aeropuerto.
4. Cuidado con lo que entra en sus cabezas. Como escritora, he asistido a talleres y leído libros hechos específicamente para dar alas a mi imaginación. Pero según 2 Corintios 10:5, hay que llevar "cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo". Se le atribuye a Martín Lutero el haberlo expresado de esta manera: "Usted no puede impedir que las aves vuelen sobre su cabeza, pero sí que hagan nidos en su pelo". Nuestros niños necesitan saber que el diablo les lanzará algunos pensamientos horribles a su cabeza, pero que ellos tienen que devolvérselos. No es un pecado que un mal pensamiento no invitado les venga a la cabeza. El pecado comienza cuando lo invitan a permanecer por un tiempo. Deje que Filipenses 4:8 sea su norma: "Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad".
5. Dios inventó el sexo, y por eso es bueno. ¿Conocen sus hijos el propósito perfecto de Dios en cuanto al matrimonio, es decir, que es entre un hombre y una mujer, entregados unos a otro mutuamente, y que el sexo es la expresión pura y hermosa de su amor y entrega? No dé por sentado que lo saben. Hábleles del plan de Dios. Proverbios 5:15-18 dice: "Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo… Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud". Dios también escribió, por medio de Salomón, un hermoso y poético manual, el Cantar de los Cantares, para la intimidad matrimonial. Lo único que pueden aprender nuestros niños del mundo, es que el sexo es algo sucio, vergonzoso, feo y egoísta. Yo quiero que mis hijos oigan de mí que las relaciones físicas, tal como Dios lo dispuso, son una fuente de placer, seguridad, intimidad, bienestar, unidad y amor.
6. No hay nada malo que puedas hacer para que Dios o yo dejemos de amarte. Primera de Juan 1:9 nos dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". El sentido de culpa es un sentimiento poderoso. Por eso, quiero asegurarme de que mis niños sepan que a) van a cometer errores —eso es algo que todos hacemos; y b) que cuando los cometan y lo lamenten de verdad, yo los perdonaré. Dios también lo hará, y en eso Él es mejor que yo. El salmo 103:12 dice: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones". Nuestros niños podrán sentir algunas veces que no son amados. Necesitan, entonces, saber que el amor de Dios y el amor de usted jamás son condicionales.
7. La humildad es buena. Miqueas 6:8 plantea la pregunta: "¿Qué pide Jehová de ti", y luego responde: "hacer justicia, amar la misericordia, y caminar humildemente con tu Dios". La humildad no es una cualidad apreciada por nuestra sociedad. Muchos de los modelos que imitan y admiran nuestros hijos son personas orgullosas, jactanciosas y concentradas en sí mismas. Pero Proverbios 3:34 nos dice que Dios dará gracia a los humildes.
8. La felicidad no se le puede cargar a la tarjeta de crédito. Usted probablemente habrá leído la calcomanía que dice: "El que muere teniendo más cosas, es el que gana". El pastor de nuestra iglesia responde a eso, diciendo: "¿Han visto ustedes algún camión de mudanza detrás de un coche fúnebre?" Cada año se gastan en los Estados Unidos más de quinientos mil millones de dólares en publicidad para hacer que no nos sintamos contentos con lo que tenemos, y para convencernos de que encontraremos la felicidad en cualquier cosa que se venda. Pero Jesús dice algo muy diferente en Lucas 12:15: "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". Y Proverbios 15:16 señala: "Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación".
9. Sólo porque alguien se salió con la suya, no significa que estuvo bien lo que hizo. Si usted fue creado(a) como yo, con la idea de que el bueno siempre gana y que el malo recibe al final lo que se buscó, le puede resultar difícil ver que algunas personas que están viviendo claramente fuera de la voluntad de Dios parecen ser premiadas por eso. Vivimos en una cultura que aplaude lo malo. Pero recuerde que ellas no son nuestro modelo, sino Jesús. Nuestro objetivo nunca debe ser: ¿Cuánto puedo hacer sin sufrir las consecuencias, antes de que se lo considere un pecado?, sino ¿Qué puedo hacer para que Dios sea glorificado? O, como dice mi amigo Greg: ¿Cómo puedo el día de hoy hacer sonreír a Dios? Colosenses 3:23 nos dice: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres". Y Pedro 1:15, 16: "Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo". Deje que Jesús —no otro— sea su gran modelo.
10. Esta vida es breve. La eternidad es para siempre. Dios dedicó muchos versículos a la idea de lo breve que es la vida en la tierra, pero ninguno es mejor que éste: "¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece" (Stg. 4:14 NVI). Una niebla. Piense en eso. La próxima vez que usted esté hirviendo agua, mire el vapor que se escapa de la olla. ¿Cuánto tiempo permanece en el aire? Cuando desaparece, ¿hay alguna señal de que, en realidad, haya existido? Piense que su vida es como esa niebla, y le será más fácil aplicar Mateo 6:19-21, que nos dice: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". El mundo dice muchas cosas a nuestros niños, y tiene muchos medios para comunicar su mensaje. Los padres competimos con la TV, la Internet, la música y el cine. Por tanto, no espere que otros le den a sus hijos el mensaje positivo que usted quiere que escuchen. Ellos necesitan que sea usted quién se los dé.
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